Autor: Angélica Torres Niño
Ayer vine en cicla y quede como pa’ recoger con cuchara, menciona Eliana refiriéndose a su visita en el barrio San José, hablamos sobre los vínculos de sangre y las personas, ella dice “no importa cuanto tiempo se deje de ver, hay conexiones que crean proyectos e ideas, me he visto como la hija adoptada de la Chiva Loca. Aunque a mi me ha tocado construir mi capital cultural leyendo el mundo a través del cine, los podcast, la literatura y las humanidades”.
Para Eliana sus espacios seguros son el arte y la coherencia entre cuerpo, alma y mente, en sus propias palabras: “si estás en paz contigo misma vas a saber qué quieres, pero si siempre tienes conflictos no sabes para donde ir.” Ella nos invita a preguntarnos “¿qué estoy haciendo para alcanzar lo que quiero lograr?” denominando “Alzar mi voz interior” al hecho de buscar la proyección de un mundo introspectivo.
La Montaña siempre ha estado presente en su vida, el mudarse a la ciudad le hace pensar en la falta de tranquilidad, “he sentido la conexión con la madre tierra, la contribución del aire en la salud y en la dimensión espiritual” El bosque de atrás de su casa es su lugar de vibración, piensa que: “es un privilegio salir de tu casa y ver una montaña, muchas personas buscan la paz, existen aplicaciones que venden la idea y espacios de concreto que simulan la tranquilidad, pero lo puedes tener todo en la naturaleza, es necesario valorar el aire puro y no lo artificial, cuestionarse entrar en un sistema para seguir funcionando, medicarse y buscar una paz artificial, cuando puedes tomarte un día para desconectar estando en la montaña”.
Tenemos fundamentos que nos hacen ser quienes somos, Eliana piensa que “creer en la naturaleza es importante y necesario, es lo real porque de la tierra venimos, es nuestra casa, la conexión con la naturaleza es una relación de convivencia y respeto, debemos acabar con la idea de destruirlo y poseerlo todo, debemos pensar en la preservación y el cuidado”.